José Antonio Díaz Verde
[Chico Díaz] quedó desvinculado el pasado viernes de la Real Balompédica
Linense. La directiva se cansó de sus continuas faltas de disciplina, expresadas
en ausencias injustificadas en las sesiones preparatorias. La última de ellas,
todo indica que la cuarta en lo que va de temporada, el jueves día ocho, cuando
no acudió a la sesión matinal. El club forzó la situación para que el coriano
dejase el vestuario, a pesar de que algunos de los compañeros del centrocampista
mediaron para tratar de conseguirle un indulto.
El futbolista se sinceró ayer en una entrevista híper emotiva concedida a este periódico en la que, además de asumir su responsabilidad en este despido, fue contundente: "Sólo me queda pedir perdón".
"No hay mucho que decir", comenzó al ser cuestionado por lo sucedido al final de la pasada semana. "Las personas tenemos cada una nuestra vida y yo soy de esos que cuando tiene problemas familiares o de pareja los antepongo a mi trabajo", reconoce.
"El jueves fue un día de esos y decidí no ir a entrenarme… es que no podía", agregó.
"Cuando tomé la decisión ya sabía cuáles serían las consecuencias y no puedo criticar al club por lo que ha hecho", reconoció. "Todo lo contrario, lo entiendo, es lo normal en un equipo de fútbol serio como es la Balompédica".
A preguntas de este periódico, el jugador confiesa: "¿Arrepentirme? El mismo jueves. Para mí han sido unos días muy duros, estaba muy bien en La Línea, pero cada uno es de una manera y muchas veces no tienes la posibilidad de decidir".
"Me gustaría que nadie pensase que soy un egoísta, porque no es cierto, más bien todo lo contrario", advierte. "Si lo fuese, si hubiese pensado sólo en mí, cobrando como estábamos cobrando en la Balona hubiese ido a entrenarme por ir para continuar en el club, pero de verdad, no podía. Nadie sabe mejor que yo cuánto lo siento".
"No tengo nada que reprochar a la Balona ni a su entorno, sólo me queda pedir perdón", agregó de manera concluyente.
"Lo primero de todo al vestuario. Sólo se me ocurren palabras de agradecimiento para los compañeros por cómo se han portado conmigo todos y cada uno de ellos", dijo, visiblemente emocionado. "En ese vestuario hay un grupo magnífico, ése es el mejor secreto de ese equipo, por eso está donde está".
"Además, a los entrenadores, a los medios de comunicación, que considero que me habéis tratado con mucho respeto, pero sobre todo quiero disculparme públicamente con el presidente", insistió. "Lo que más me duele es no haber podido recompensar a toda esa gente, pero sobre todo al presidente, por la confianza que han demostrado en mí".
Chico Díaz explicó que el pasado domingo se le hizo "interminable" y que siguió de cerca el desarrollo del encuentro que su equipo disputó en Lucena, al tiempo que desveló que todavía no sabe nada sobre cuál será su destino. "Aún no he tenido tiempo".
El jugador se despidió del que ha sido su entorno: "Si alguien se ha sentido mal por mi conducta, le pido perdón de la forma más humilde. Sólo quiero lo mejor para la Balona y para la gente de La Línea. Ojalá pueda volver al estadio para ver a mis compañeros jugar la liguilla. Les deseo todo lo mejor".
El propio Chico Díaz puso fin a la conversación. "De verdad no me encuentro bien hablando de esto. Muchas gracias por todo". Tampoco había mucho más que decir.
El futbolista se sinceró ayer en una entrevista híper emotiva concedida a este periódico en la que, además de asumir su responsabilidad en este despido, fue contundente: "Sólo me queda pedir perdón".
"No hay mucho que decir", comenzó al ser cuestionado por lo sucedido al final de la pasada semana. "Las personas tenemos cada una nuestra vida y yo soy de esos que cuando tiene problemas familiares o de pareja los antepongo a mi trabajo", reconoce.
"El jueves fue un día de esos y decidí no ir a entrenarme… es que no podía", agregó.
"Cuando tomé la decisión ya sabía cuáles serían las consecuencias y no puedo criticar al club por lo que ha hecho", reconoció. "Todo lo contrario, lo entiendo, es lo normal en un equipo de fútbol serio como es la Balompédica".
A preguntas de este periódico, el jugador confiesa: "¿Arrepentirme? El mismo jueves. Para mí han sido unos días muy duros, estaba muy bien en La Línea, pero cada uno es de una manera y muchas veces no tienes la posibilidad de decidir".
"Me gustaría que nadie pensase que soy un egoísta, porque no es cierto, más bien todo lo contrario", advierte. "Si lo fuese, si hubiese pensado sólo en mí, cobrando como estábamos cobrando en la Balona hubiese ido a entrenarme por ir para continuar en el club, pero de verdad, no podía. Nadie sabe mejor que yo cuánto lo siento".
"No tengo nada que reprochar a la Balona ni a su entorno, sólo me queda pedir perdón", agregó de manera concluyente.
"Lo primero de todo al vestuario. Sólo se me ocurren palabras de agradecimiento para los compañeros por cómo se han portado conmigo todos y cada uno de ellos", dijo, visiblemente emocionado. "En ese vestuario hay un grupo magnífico, ése es el mejor secreto de ese equipo, por eso está donde está".
"Además, a los entrenadores, a los medios de comunicación, que considero que me habéis tratado con mucho respeto, pero sobre todo quiero disculparme públicamente con el presidente", insistió. "Lo que más me duele es no haber podido recompensar a toda esa gente, pero sobre todo al presidente, por la confianza que han demostrado en mí".
Chico Díaz explicó que el pasado domingo se le hizo "interminable" y que siguió de cerca el desarrollo del encuentro que su equipo disputó en Lucena, al tiempo que desveló que todavía no sabe nada sobre cuál será su destino. "Aún no he tenido tiempo".
El jugador se despidió del que ha sido su entorno: "Si alguien se ha sentido mal por mi conducta, le pido perdón de la forma más humilde. Sólo quiero lo mejor para la Balona y para la gente de La Línea. Ojalá pueda volver al estadio para ver a mis compañeros jugar la liguilla. Les deseo todo lo mejor".
El propio Chico Díaz puso fin a la conversación. "De verdad no me encuentro bien hablando de esto. Muchas gracias por todo". Tampoco había mucho más que decir.