miércoles, 15 de febrero de 2012

LA CANTERA DEL SEVILLA Y SU NORMA FUNDAMENTAL


 
Los equipos dedicados en cuerpo y alma al trabajo de cantera, aquellos que forman a más de 400 niños desde los siete años, como el Sevilla, tienen el asunto sobradamente estudiado. Para producir a un Ramos, un Reyes, un Puerta o un Navas, todos de la escuela sevillista, hace falta, además de talento natural, instalaciones y entrenadores, un equipo de psicólogos que escriba periódicamente a las familias y algunas reglas estrictas. La primera y fundamental: está terminantemente prohibido que los padres acudan a los entrenamientos.

“Es que esa presión familiar existe, unas veces más evidente y otras menos”, asegura Pablo Blanco, responsable de la cantera del club andaluz. “El máximo interés de algunos padres es que sus hijos lleguen. Presionan para que sean futbolistas, y los chavales, sin duda, lo sienten. Eso muchas veces es perjudicial. Por eso hace cinco años que cerramos a los padres el acceso a los entrenamientos en la ciudad deportiva”, prosigue. “Así lo hace también varios días a la semana el Barcelona, según me cuentan. Nosotros lo hacemos para evitar que visualicen a los padres en la grada. La primera temporada que lo hicimos, les recalcamos a los padres con circulares de nuestros psicólogos todos los beneficios de que no estuvieran presentes en los entrenamientos: permite que el jugador reciba las alabanzas y las críticas del entrenador más libremente, y evitamos que los padres intenten dirigir parte del entrenamiento”.
“El del padre y el espectador vociferante”, argumenta Gimeno  (profesor de psicología del deporte de la Universidad de Zaragoza) ,sobre ese acompañante que grita a los niños desde la grada en los partidos, “es un fenómeno desgraciado, porque no es el más frecuente, pero sí el que más se nota”. “Es algo tremendo para el niño, al que le cambia el axioma del deporte como algo con lo que divertirse a algo que es cuestión de vida o muerte”.


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