LA CRISIS NO ENTIENDE DE FÚTBOL
Los aficionados pagan por entradas cifras desorbitadas para ver a sus equipos.
Las gradas de San Mamés repletas durante un partido del Athletic. / AFP
Los kilómetros, el dinero o el trabajo se convierten en aspectos sin importancia cuando de los colores del equipo propio se trata. Las locuras por el fútbol se suceden a lo largo de la historia y cada vez llega a cuotas más impactantes y, en ocasiones, surrealista. Los precios desorbitados por ver los partidos de fútbol cada vez llaman menos la atención. Al menos a los españoles.
Fuera de nuestras fronteras estos precios crispan a los aficionados, como en el caso de los alemanes. “¿90 euros por la entrada? ¡El fútbol no es sexo telefónico!”. Esto fue lo que escribieron los aficionados del Shalke 04 en una pancarta cuando tuvieron que pagar ese precio por ver a su equipo en el partido de vuelta de cuartos de final de la Europa League contra el Athletic en San Mamés.
Pero no todo termina en encuentros de Liga o competiciones europeas. Como cada año el Madrid hace escala en Estados Unidos, para realizar la pretemporada. La elección americana no es al azar, 311 euros pagarán algunos aficionados por presenciar un entrenamiento blanco en UCLA el próximo 4 de agosto. La locura que se vive cuando el campeón de Liga visita EE UU no conoce límites.
Una sesión de entrenamiento de los de José Mourinho se convierte en todo un espectáculo para los americanos que, como cada año, esperan el período estival para ver a sus ídolos. Pero la espera tiene un precio, muy alto, que no les importa desembolsar por solo acercarse un poco más a las estrellas madridistas.
Algunos equipos aprovechan los últimos partidos de Liga, donde la permanencia o Europa entra en juego, para poder sanear sus arcas. Es el caso del último partido de la competición en el que el Zaragoza dependía de su victoria para no descender a la división de plata. Su rival, el Getafe, recibió a los de Manolo Jiménez con precios que rozaban los 100 euros.
Aún así el Alfonso Pérez vivió una de sus mejores entradas gracias a la afición aragonesa, que pudo disfrutar de la victoria y del respiro de saber que su equipo seguiría un año más en Primera División a pesar de los altos precios.