En lo tangible y lo intagible, Fabrice Olinga puso la historia del fútbol y la del Málaga patas arriba. Desde la irrupción de Branko Kubala, no confundir con su padre, Laszi, no había quien hiciera ruido entre los mejores registros de precocidad. Si el el espanyolista lo hizo hace 47 años, el camerunés lo firmó ayer. Con sus 16 años y 98, se convirtió en el cuarto jugador más joven en debutar en la Liga española.
Sansón, curiosamente con el Celta, parece difícil de alcanzar algún día. Asomó la cabeza en Primera con 15 años y 255 días. Le sigue Irastorza, a quien reclutó la Real Sociedad con 15 años y 288 días. Kubala, en 1965, se quedó en 16 años y 83 días. También quedó atrás la marca de la historia blanquiazul, que pulverizó Juanmi en la 09/10. Apareció por la élite a los 16 años y 240 días.
El listón que deja Fabrice para el futuro es el gol más joven de la competición. Hace tres años, un niño llamado Iker y apellidado Muniain se bautizó en la élite marcando con 16 años y 286 días. Juanmi, ahora octavo en esa clasificación, necesitó más de un año más que Fabrice para aparecer entre esos puestos de privilegio.
El último de los registros que firmó la perla blanquiazul frente al Celta alude a la historia propia de Martiricos en todas sus denominaciones. Nunca un jugador malaguista había marcado el primer gol de la Liga, algo que él consiguió al filo de las 20:45.
Fabrice no pudo compartir su alegría públicamente. Como en su día pasó con Juanmi, el club le impidió aparecer en los medios por su joven edad. A falta de poder verle desenvolverse ante los micrófonos, dejó constancia de su alegría por Twitter, red en la que se muestra muy activo y se expresa con un más que correcto español. "Muy contento por el partido y por la victoria del equipo. Ahora de vuelta a Málaga y, sobre todo, seguir trabajando. Un abrazo grande a todos", escribió la figura de la jornada.
Familiares, amigos e integrantes del Málaga derrochaban gran alegría por lo ocurrido. Especialmente el director de la cantera, Manel Casanova, que fue quien lo incorporó del Mallorca para las categorías inferiores la pasada temporada. Fabrice había llegado al conjunto balear de la Fundación de futbolistas que promueve Samuel Eto'o, con la que intenta dar a chicos desvaforecidos la oportunidad que le dio a él el fútbol. Casanova vio la oportunidad de firmarlo y, tras unos problemas burocráticos para que pudiera jugar con el equipo cadete, se unió al San Félix para actuar con juveniles.
Este verano ya dio un paso de gigante incorporándose a la pretemporada del primer equipo sin pasar siquiera por el filial. Ayer lució el dorsal 45 para solventar los problemas de ataque de Pellegrini. Para ser el 9, justo la suma de los dos números de su espalda.