Desde el séptimo partido de la pasada Liga solo ha faltado a tres, dos de ellos obligados por sanción y el otro reservado por Pellegrini .
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A Paco Pineda, Juan Bañasco y José Antonio Vera no les pilló de sorpresa su exhibición ante el Zenit. Tampoco a Antonio Carlos, el hermano que ya no puede sacar más pecho. Y qué decir de sus amigos de la plaza, los Álvaro, Carlos (ese que lo presionaba porque no tiraba desde la frontal), Manu, Sergio, Aitor, Basti o Alejandro. O los que lo vieron jugar tan pequeño con ellos, tan grandes, como Jesús y Gregorio.
En Arroyo de la Miel, y especialmente en la plaza de Las Flores, se habla día a día de ese apodo futbolístico que luce un chico de 20 años que ayer capitalizaba todos los elogios en Europa: Isco.
En Arroyo de la Miel, y especialmente en la plaza de Las Flores, se habla día a día de ese apodo futbolístico que luce un chico de 20 años que ayer capitalizaba todos los elogios en Europa: Isco.
Profeta en su tierra y titular indiscutible en el Málaga. El gran sueño de los románticos de la cantera. Solo dos entrenamientos en Campoamor le bastaron a Manuel Pellegrini para pasar de considerarlo «un joven prometedor» que debía arañar minutos a otros futbolistas más hechos a afirmar sin el más mínimo reparo que iba a ser una pieza clave en la temporada. ¡Y vaya si lo fue!
Desde el principio
Recién llegado del Mundial sub-20, en el que se coló después de un Preeuropeo sub-19 magistral, Isco tardó varias jornadas en adquirir el mínimo tono que pretendía Pellegrini. No hizo falta mucho, esa es la verdad. Fue convocado desde el principio, aunque en las seis primeras jornadas se quedó dos veces en el banquillo, otras dos fue el descartado y en las restantes sí dispuso de minutos.
El chileno no se anduvo con chiquitas y le otorgó la titularidad por primera vez en una 'corrida dura', frente a los Ballesteros y compañía, en el campo del Levante. Casi nada. Pese a la hecatombe general, comprobó que siempre daba la cara y que su espalda era suficientemente ancha para echarse el equipo encima si hacía falta.
Desde aquel aciago partido para los porteros, el Málaga ha disputado 36 partidos de Liga, casi un campeonato al completo, e Isco solo ha faltado en tres, dos de ellos por sanción (en el Camp Nou y en Granada) y uno en el que lo reservó el técnico, en Vallecas. Y en esas treinta y tres actuaciones siempre fue titular.
Los datos son muy elocuentes. Isco ha disputado 42 partidos en un año y ya es el vigésimo malagueño con más actuaciones en el Málaga Club de Fútbol. Pero ninguno de los que lo superan acumuló esa cifra con tantos encuentros en Primera y, sobre todo, con solo 20 años.
Ayer Isco era uno más en el grupo, con continuas bromas, en una sesión distendida en la que faltaron Demichelis y Saviola y que concluyó con problemas en el cuádriceps de Buonanotte de los que en la jornada de hoy se conocerá el alcance exacto.