¿Cómo y cuándo llegó al fútbol?
—Pues fue de casualidad o de rebote. Desde siempre había practicado deporte y muy variado. Por ejemplo, empecé a hacer gimnasia rítmica y después pasé por el baloncesto hasta que un día una amiga me invitó a jugar al fútbol. Fui, y cuando llevaba un rato, viendo que saltaba mucho cuando corría, la portera me dijo que me pusiera y hasta hoy, porque poco a poco aprendí a caer. Eso fue en 2006 y en 2007 ya pasé a La Rambla, donde he estado hasta ahora. —Y de La Rambla a Catar. —(Risas) La verdad es que no sé cómo he terminado ahí, pero sé que voy a cumplir un sueño cuando casi no esperaba que pudiera hacerlo. —
¿Se lo pensó mucho cuando le llegó la proposición?
—Siendo sincera, creo que lo dije demasiado rápido y sin pensar, pero cuando llevas tantos años en esto siempre esperas que te ocurra algo así. Tampoco pensaba que pudiera salir de La Rambla y luego me llegó este shock de irme a Catar. —
¿Alguien le recomendó que se echara para atrás?
—Mi padre me dijo que la decisión era mía porque ya soy mayorcita, pero que me lo pensara. Son 7.000 kilómetros de distancia, pero estaba decidida. —¿Y cómo sentó en su entorno? —La primera en echarme a llorar fui yo cuando lo dije en el vestuario a mis compañeras de equipo, aunque también lo he pasado mal por mi novio, que ya se está buscando la forma de ir allí porque en principio esto es desde ahora y hasta mayo. —
¿Le sorprendió que le llamaran desde Catar?
—Todo esto vino a través de la empresa Vilasport y de su agente especializado en fútbol femenino, David Rodríguez. Él fue quien se movió para que esto pudiera salir. —
¿Qué sabe del fútbol de Catar?
—No mucho. En comparativa, puede haber equipos del nivel de Segunda de aquí en su Primera División, aunque ahora están empezando a fichar extranjeras. Por ejemplo, conmigo van dos españolas más. En otros condicionantes, todo será extraño, puesto que los partidos son a puerta cerrada y sin la presencia de hombres. De hecho, las chicas locales deben cubrirse y ese tipo de detalles. —Va a ser un choque cultural fuerte para usted. —Sí, así es, pero voy con la idea hecha y me adaptaré con todas las consecuencias. Lo mismo hay que cambiarse y ducharse en casa, pero es lo que hay. —
¿Y da para comer?
Más que en España, seguro. Me voy por lo que me pagan, porque me hace falta el dinero. A mis 24 años, aún no he cotizado en España y tengo mis necesidades. Ahí tenemos un fijo, dietas, alojamiento y hasta primas. Incluso si haces un buen partido pueden dejarte un sobre de gratificación. —Por cierto, el Al Khor es un equipo con aspiraciones. —Voy al campeón de Liga y Copa de ese país. Y, como nos puede pasar a todos, mi miedo es no dar la talla. Por supuesto, es presión pero la asumo y voy con la idea de dejar una buena impresión. —
¿Hubiera preferido Europa? —En el fútbol europeo hay más nivel y sé que ha podido salir algo, pero al ser portera las opciones se reducen. Sí, es una idea que me seduce.
¿algún ídolo o espejo?
Siempre me gustó mucho Diego López, pero desde que estaba el Villarreal, aunque me debo fijar en el fútbol femenino y creo que la número uno indiscutible es Hope Solo. Así que me gustaría ser como ella. —Y hablando de fútbol femenino:
¿Es más respetado ya en España?
—Va creciendo y hay detalles que así lo indican. Se televisan los partidos y muchos clubes grandes están apostando por él.