Siempre he creído que ser entrenador, es mucho más que saber del juego,significa también saber de jugadores y mucho más aún conocer a tus futbolistas y saber lo que necesitan en todo momento.
No entiendo ese tipo de entrenadores autoritarios, que basan su disciplina en el “porque yo lo digo” y no en el “porque este es mi argumento…”.
Tampoco comulgo con eso de tratar a todos los futbolistas por igual, ya que cada futbolista es distinto y hay que saber utilizar la estrategia necesaria para llegar a ellos.
Sabemos que algunos futbolistas, con un grito se estimulan y otros se bloquearían, debemos saber leer eso porque nos ayudará en nuestras posibilidades de éxito.
Debemos ser conscientes que el grupo te evalúa todos los días y por ello, debemos darle argumentos racionales en nuestros comportamientos, actuar, según lo que hayamos dicho y no cambiar aquello con lo que nos habíamos comprometido con el grupo.
La fiabilidad te la da el ser consecuente y reproducir con hechos, lo que has dicho con palabras.
También debemos saber que en un vestuario, siempre se va a hablar sobre si eres o no justo, pero esa justicia va a ser relativizada, según los intereses de cada futbolista, si juega o no, a mi siempre me llamas la atención y a Juan no, es una justicia que tú has de hacer colectiva, cuando ellos la llevan al terreno individual.
Esa es seguramente la faceta más difícil para un entrenador, dirigir a un grupo heterogéneo que debes convertir en homogéneo para conseguir un objetivo común.
Como siempre digo, eso sólo lo podrás conseguir si tienes los argumentos necesarios para convencer a tu plantilla.
Por ello, la necesidad de formarte y reciclarte te ayudará a poseer más conocimientos para atender a la diversidad de respuestas, que te va a exigir el grupo.
Por último no olvidemos el mayor de los sentidos, el sentido común, “se como entrenador, lo que eres como persona y entenderás que tu jugador, actúa como persona”