La crisis ha reducido los sueldos un 75 por ciento en el fútbol modesto, donde muchos malviven para cumplir su sueño.
Bien es sabido en nuestro país, que un futbolista tanto de primera división
como del ascenso, reciben un sueldo bastante elevado y con dedicarse al deporte
de las patadas les da para vivir cómodamente, siempre y cuando sepan manejar
bien sus finanzas y no lleven una vida que dé al traste con el sueldo que
reciben.
Pero, una investigación realizada en España, nos demuestra que en el país
ibérico ser futbolista de ligas inferiores, no es más que un gusto y no se hace
por negocio. Todo esto debido a la crisis, que al igual que varios países
europeos, el país del jamón serrano y el vino tinto ha vivido en los últimos
años.
Como premisa principal, la investigación afirma que la crisis ha
reducido los sueldos un 75 por ciento en el fútbol de ligas de ascenso, donde
muchos malviven para cumplir su sueño. A continuación el análisis que realiza
ABC Deportes de España:
Hace menos de una década, quedarse a las puertas del fútbol
profesional no era un drama. Miles de futbolistas de Segunda B y Tercera se
ganaban la vida sin problema alguno en esas categorías alejadas de las
luminarias, en las que diez años de trabajo eran sinónimo, en la
mayoría de los casos, de una jubilación holgada o, cuanto menos, de una vida
posterior sin penurias económicas.
Ese sueño de miles de jóvenes se trunca ahora con más facilidad, bombardeado
por una crisis económica que se ha comido el fútbol modesto hasta dejarlo al
borde de la desaparición, subsistiendo como se puede, pero lejos del futuro
brillante y cargado de euros al que estaba acostumbrado hace algunas
temporadas.
Por ejemplo Alberto Merino, lleva desde 1996 jugando en Segunda B. No
hay un futbolista que haya disputado más partidos en la categoría, en la que ha
pasado por cinco equipos en casi veinte años de carrera. Su vida laboral ofrece
una radiografía casi perfecta de lo que ha sido el fútbol de segunda
categoría y en lo que se ha convertido en nuestros días.
“La vida de un futbolista de Segunda B ahora es la de una persona más. Antes podías vivir exclusivamente para el fútbol y ahora el que más o el que menos tiene que buscarse la vida para encontrar un complemento”, asume el defensa, que actualmente defiende los colores de la Balompédica Linense.
Allí no hay cámaras en los entrenamientos ni Ferraris en el estacionamiento. La vida es más normal, como en la mayoría de equipos de la categoría. Una vida entregada al deporte, al igual que en cualquier equipo de Primera, pero con una contrapartida económica muy alejada de la de aquellos.
“Quitando dos o tres clubes punteros, los sueldos en Segunda B ahora no van mucho más allá de los mil euros. Con eso puedes vivir, pero no pensar en el futuro”, afirma Merino, que en el pasado conoció también las vacas gordas de la categoría. Años en los que un sueldo medio rondaba los cuatro o cinco mil euros y primas millonarias que hoy son inexistentes
“La vida de un futbolista de Segunda B ahora es la de una persona más. Antes podías vivir exclusivamente para el fútbol y ahora el que más o el que menos tiene que buscarse la vida para encontrar un complemento”, asume el defensa, que actualmente defiende los colores de la Balompédica Linense.
Allí no hay cámaras en los entrenamientos ni Ferraris en el estacionamiento. La vida es más normal, como en la mayoría de equipos de la categoría. Una vida entregada al deporte, al igual que en cualquier equipo de Primera, pero con una contrapartida económica muy alejada de la de aquellos.
“Quitando dos o tres clubes punteros, los sueldos en Segunda B ahora no van mucho más allá de los mil euros. Con eso puedes vivir, pero no pensar en el futuro”, afirma Merino, que en el pasado conoció también las vacas gordas de la categoría. Años en los que un sueldo medio rondaba los cuatro o cinco mil euros y primas millonarias que hoy son inexistentes
“Hace algunos años, tenías un colchón económico. No es que fueras
a hacerte rico, pero te daba para vivir bien e intentar pagar una hipoteca antes
de retirarte. La gente puede pensar que somos unos privilegiados, pero la vida
del futbolista es muy corta y muy sacrificada»,
señala con cierta
amargura, haciendo hincapié en los problemas que él mismo y muchos compañeros
han atravesado en un pasado reciente para poder cobrar las nóminas. Deudas que
en muchos casos han quedado en el limbo por la desaparición de los clubes.
Ese futuro incierto es el que ha hecho que tanto los propios jugadores como
la Asociación de Futbolistas (AFE) comiencen a pensar con más fuerza en la vida
después del fútbol. Luis Rubiales, presidente de la AFE, reconoce que
muchos futbolistas les reclaman hoy en día este tipo de ayuda y que desde la
asociación se ha reforzado el área social con charlas informativas y becas de
estudios que en solo cuatro años han multiplicado por cuatro su dotación
económica.
“Actualmente destinamos más de 800,000 euros a la formación de
los futbolistas fuera del campo. Más de 1300 jugadores se benefician de esta
ayuda, dedicada en más de la mitad de los casos a estudios universitarios y el
resto a Formación Profesional, cursos relacionados con el deporte
(quiropráctica, masajista…) o idiomas”, señala el dirigente,
consciente de que esta ayuda es ahora más importante que nunca. “Las
charlas que damos en los vestuarios están orientadas al futuro. Al día después y
a la capacidad de ahorro”,
apunta.
Hay que destacar que hace años, el futbolista de Segunda B podía vivir y pensar en el futuro. Ahora, fuera les ofrecen contratos más jugosos y con mayor seguridad de cobro que en España, y por eso están emigrando a otras ligas del mundo. El mercado de fichajes en Segunda y Segunda B está muerto. No hay traspasos en esas categorías, solo intercambio de jugadores.
El antes de la crisis:
4500 euros – Era un sueldo “normal”, para un jugador de Segunda B.
180,000 euros – Podía ser la ficha más alta de un jugador en un club puntero de la categoría de bronce.
6000 euros – Llegaron a cobrarse como prima en un club de Tercera por el ascenso a Segunda B.
Después de la crisis…
1,000 euros – Sueldo que un futbolista de Segunda B percibe en promedio.
500 euros – y una ayuda para la renta de su departamento compartido.
0 euros – Es lo que la mayoría de clubes modestos tienen en el presupuesto para gasto en fichajes.
Sin duda la crisis ha pegado y duro, pero tampoco tenemos que ir tan lejos para darnos cuenta de esto, tan solo ver al Querétaro de la temporada pasada o darse una vuelta por las instalaciones y medios de transporte de varios equipos de la liga de ascenso. Ya ni mencionar llas ligas segunda y tercera de nuestro país.
www.futbolsapiens.com/
4500 euros – Era un sueldo “normal”, para un jugador de Segunda B.
180,000 euros – Podía ser la ficha más alta de un jugador en un club puntero de la categoría de bronce.
6000 euros – Llegaron a cobrarse como prima en un club de Tercera por el ascenso a Segunda B.
Después de la crisis…
1,000 euros – Sueldo que un futbolista de Segunda B percibe en promedio.
500 euros – y una ayuda para la renta de su departamento compartido.
0 euros – Es lo que la mayoría de clubes modestos tienen en el presupuesto para gasto en fichajes.
Sin duda la crisis ha pegado y duro, pero tampoco tenemos que ir tan lejos para darnos cuenta de esto, tan solo ver al Querétaro de la temporada pasada o darse una vuelta por las instalaciones y medios de transporte de varios equipos de la liga de ascenso. Ya ni mencionar llas ligas segunda y tercera de nuestro país.
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