"Llevamos jugados ya 10 partidos de la temporada con un
balance de casi 100 goles en contra y tan solo 8
a favor".
Seguro que muchos de vosotros habéis experimentado o vivido muy de cerca lo que
se siente en esas circunstancias y habéis pensado en TIRAR LA
TOALLA.
Para evitarlo, podéis seguir
estos consejos y poco a poco empezaréis a ser más positivos con el equipo y a
ver las cosas de otra manera:
1. No culpabilizarnos: En
lo que no debemos hacer es caer en la tentación de pensar que toda la culpa es
nuestra y que el equipo que tenemos no vale para nada. Los jugadores también se
suelen sentir culpables. Siempre se podría haber hecho mejor, pero no podemos
volver atrás en el tiempo. Si descargamos a los jugadores de presión cuando
tienen el balón, conseguiremos que estén más tranquilos para seleccionar el
pase correcto.
2. Adaptarnos a los
jugadores: Son
los principales protagonistas de nuestro plan de juego. Por ello, hemos de
hacer lo posible para adaptar el sistema y nuestra forma de jugar a las
habilidades y capacidades de nuestra plantilla. No existen pócimas milagrosas
pero para un entrenador es una satisfacción infinita ver como lo que al inicio
parece una plantilla de "tuercebotas" se acaba convirtiendo en un
bloque sólido que es capaz de pelear los partidos y donde cada jugador es
consciente de sus virtudes y limitaciones.
3. Ser positivos: nuestros
jugadores captan todo lo que hacemos o decimos delante de ellos. No hay que
verbalizar comentarios negativos si los hacemos condicionados por el pesimismo
que nos envuelve.Nuestras charlas deben contener también refuerzo positivo para
los jugadores y no convertirse en críticas feroces al juego o al compromiso de
los jugadores.
4. Fijar pequeñas
metas cada partido: Si la victoria e incluso el
empate nos queda lejos, sería una buena idea apuntar en la pizarra nuestros
objetivos para cada partido. Si llevamos una media de 10 goles encajados por
jornada, tendríamos que plantearnos perder los partidos por menos de 8, 7, 6...
e ir mejorando a largo plazo.
5. Innovar en la
preparación: Cada entrenamiento tiene que ser un reto
para el entrenador. Entrenar es formar y seguro que lo pasarán mejor que en los
partidos, con poco que hagamos, tenemos el vestuario ganado. Aparte de
centrarse en el aspecto defensivo, tenemos que velar por el estado anímico del
vestuario que es su bien más preciado teniendo en cuenta la temporada que nos
toca afrontar. Hacerlos disfrutar más en los entrenamientos innovando en los
ejercicios a desarrollar y plantear actividades que mejoren la cohesión de
grupo deben ser nuestros pilares principales.
6.Valorar las mejoras
del equipo: La auto-exigencia a la que nos
sometemos, puede ocasionar que sólo veamos lo malo de cada partido. Al hacer
la VALORACIÓN posterior al
partido, no debemos hacer una lista de todo lo malo que han hecho nuestros
jugadores. Hay que centrarse en algunas de las actuaciones que son más urgentes
de mejorar y dejar tiempo para hablar de lo bueno que han hecho para no
agobiarles ni contribuir al pesimismo.
7.No descartar nada: Nuestras
charlas deben contener también refuerzo positivo para los jugadores y no
convertirse en críticas feroces al juego o al compromiso de los jugadores.
Para concluir, no debemos
olvidar que entrenar un equipo de fútbol es también FORMAR Y EDUCAR FUTBOLISTAS,
saber ganar y saber perder. Si no conseguimos remontar la temporada, estad
tranquilos. Haber pasado por una temporada plagada de derrotas dotará a nuestro
equipo de un espíritu batallador y luchador que será un plus en futuras
temporadas donde los equipos estén mucho más igualados.
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