martes, 9 de diciembre de 2014

LA GUÍA DEL ENTRENADOR DE FÚTBOL

 "Llevamos jugados ya 10 partidos de la temporada con un balance de casi 100 goles en contra y tan solo 8 a favor". Seguro que muchos de vosotros habéis experimentado o vivido muy de cerca lo que se siente en esas circunstancias y habéis pensado en TIRAR LA TOALLA. 

La 
situación se asemeja a la que los maestros vivimos día a día en las aulas, nosotros también tenemos alumnos a los que les supone un esfuerzo sobrehumano seguir el ritmo normal de la clase y el resultado de los exámenes y de las evaluaciones puede ser decepcionante.

                     

Para evitarlo, podéis seguir estos consejos y poco a poco empezaréis a ser más positivos con el equipo y a ver las cosas de otra manera:

1. No culpabilizarnos: En lo que no debemos hacer es caer en la tentación de pensar que toda la culpa es nuestra y que el equipo que tenemos no vale para nada. Los jugadores también se suelen sentir culpables. Siempre se podría haber hecho mejor, pero no podemos volver atrás en el tiempo. Si descargamos a los jugadores de presión cuando tienen el balón, conseguiremos que estén más tranquilos para seleccionar el pase correcto.

2. Adaptarnos a los jugadores: Son los principales protagonistas de nuestro plan de juego. Por ello, hemos de hacer lo posible para adaptar el sistema y nuestra forma de jugar a las habilidades y capacidades de nuestra plantilla. No existen pócimas milagrosas pero para un entrenador es una satisfacción infinita ver como lo que al inicio parece una plantilla de "tuercebotas" se acaba convirtiendo en un bloque sólido que es capaz de pelear los partidos y donde cada jugador es consciente de sus virtudes y limitaciones.

3. Ser positivos: nuestros jugadores captan todo lo que hacemos o decimos delante de ellos. No hay que verbalizar comentarios negativos si los hacemos condicionados por el pesimismo que nos envuelve.Nuestras charlas deben contener también refuerzo positivo para los jugadores y no convertirse en críticas feroces al juego o al compromiso de los jugadores.

4. Fijar pequeñas metas cada partido: Si la victoria e incluso el empate nos queda lejos, sería una buena idea apuntar en la pizarra nuestros objetivos para cada partido. Si llevamos una media de 10 goles encajados por jornada, tendríamos que plantearnos perder los partidos por menos de 8, 7, 6... e ir mejorando a largo plazo.

5. Innovar en la preparación: Cada entrenamiento tiene que ser un reto para el entrenador. Entrenar es formar y seguro que lo pasarán mejor que en los partidos, con poco que hagamos, tenemos el vestuario ganado. Aparte de centrarse en el aspecto defensivo, tenemos que velar por el estado anímico del vestuario que es su bien más preciado teniendo en cuenta la temporada que nos toca afrontar. Hacerlos disfrutar más en los entrenamientos innovando en los ejercicios a desarrollar y plantear actividades que mejoren la cohesión de grupo deben ser nuestros pilares principales.

6.Valorar las mejoras del equipo: La auto-exigencia a la que nos sometemos, puede ocasionar que sólo veamos lo malo de cada partido. Al hacer la VALORACIÓN posterior al partido, no debemos hacer una lista de todo lo malo que han hecho nuestros jugadores. Hay que centrarse en algunas de las actuaciones que son más urgentes de mejorar y dejar tiempo para hablar de lo bueno que han hecho para no agobiarles ni contribuir al pesimismo.

7.No descartar nada: Nuestras charlas deben contener también refuerzo positivo para los jugadores y no convertirse en críticas feroces al juego o al compromiso de los jugadores.


Para concluir, no debemos olvidar que entrenar un equipo de fútbol es también FORMAR Y EDUCAR FUTBOLISTAS, saber ganar y saber perder. Si no conseguimos remontar la temporada, estad tranquilos. Haber pasado por una temporada plagada de derrotas dotará a nuestro equipo de un espíritu batallador y luchador que será un plus en futuras temporadas donde los equipos estén mucho más igualados.

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