El deporte ayuda a los niños a estar sanos y desarrollarse física y mentalmente y también a relacionarse de una forma saludable con otros niños. Estar en forma es significado de estar sano. Es más, si se crea en el niño el hábito de practicar deporte desde el inicio de su infancia, pueden evitarse algunos problemas cuando llegue a la adolescencia. Los niños deben encontrar y practicar un deporte que les guste y apasione.
Lo primordial es que los niños estén motivados para practicar cierto deporte, nunca se les debe obligar. Al principio puede costarles coger el ritmo, pero si el niño cuenta con el apoyo, la determinación y la seguridad de los padres, todo irá bien. Para los niños el deporte es, ante todo, juego y diversión.
Para los padres, al mismo tiempo que ven disfrutar a sus pequeños saben que el ejercicio físico, practicado de forma regular, previene muchas enfermedades que se manifiestan en la edad adulta.
El ejercicio ayuda a los niños a tener más confianza en sí mismos, favorece su autoestima y les ayuda a relacionarse mejor con los demás. A través del deporte se transmiten infinidad de valores como la solidaridad o el compañerismo y es la terapia más divertida que pueden realizar los niños. Sin embargo los padres, los técnicos y los dirigentes lo van transformando en una competencia cada vez más elevada al punto que hay hasta insultos en los escenarios donde juegan niños.
Los árbitros pasan a ser los responsables de todo, hasta de la no obtención de un título, como si el título o el gol fuera lo más importante del juego. El niño es quien menos le presta atención al resultado, y si lo hace será única y exclusivamente para satisfacer a su padre o a su técnico, él quiere jugar.
Pero hay más, los padres desde afuera, empujan, juegan, se enojan hasta con los propios compañeros de sus hijos, con el técnico, con el árbitro y hasta con los dirigentes por fijarle una cancha que no correspondía. No podrán creerlo quienes no van al baby, pero quienes son asiduos concurrentes seguramente recordarán, en más de una oportunidad, a padres retar, insultar y hasta pegarle a chicos por haber sido responsables de una derrota.
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