Informe Mercafutbol
El Sevilla ha dejado de ser uno de los equipos puntales del fútbol español y ha vuelto a la mediocridad de la etapa anterior a Monchi. Los productos que saca el filial del Sevilla no son de tan buena calidad, quizás porque el Pizjuán ya no es tan acogedor como en la pasada década.
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La prodigiosa labor de Monchi en las rentables compra-ventas no fue la única razón por la cual el Sevilla se colocó entre los mejores equipos de Europa durante la segunda mitad de la primera década del milenio. Esa etapa de duro y provechoso trabajo viendo incontables vídeos en los despachos del ojeador de la entidad presidida por José María del Nido vino de la mano de la época de mayor fertilidad de la cantera hispalense.
El primer producto que salió de la hornada de la primera década de 2000 quizás fue el mejor. El ahora repatriado José Antonio Reyes jugó cuatro años en el primer equipo hispalense y a raíz de su venta al Arsenal por 24 millones de euros, el club andaluz experimentó una mejora económica que se vio reflejada sobre el terreno de juego.
En 2003 debutó Jesús Navas, un jugador que todavía reside en la primera plantilla rojiblanca y que, sin lugar a dudas, su venta podría haber supuesto un ingreso muy parecido al que se recibió por el traspaso de Reyes. Aún así, eran épocas de bonanza sevillista en todos los sentidos puesto que, lo que no iba para la hucha del Sevilla, daba rendimiento sobre el césped del Pizjuán.
Un año más tarde, en verano de 2005, el Real Madrid pagaría 27 millones de euros por un canterano sevillista que no aguantó tanto tiempo como Reyes en la primera plantilla nervionense. Se trata de Sergio Ramos, que dio el salto al club de la capital española tras haber ascendido a la primera plantilla entrenada por Joaquín Caparrós en 2004, junto al malogrado Antonio Puerta, otro de los grandes productos que produjo Nervión, y junto a Capel, que fue traspasado al Sporting de Lisboa el pasado verano por tres millones y medio de euros.
Estos cinco jugadores surgidos de la cantera del Nervión marcaron una época para el club palangana, que supo beneficiarse a nivel práctico y/o económico de el potencial tanto del defensa como de los cuatro jugadores de banda. Hoy en día, el Sevilla ha bajado de la nube en la que andaba subido a finales de la última década. Este bajón ha coincidido curiosamente con una baja productividad de su cantera.
El meta Dani Jiménez, los defensas Juan Cala y Antonio Luna, los centrocampistas José Campaña y Luis Alberto Romero y el delantero Rodri Ríos, que se ha incorporado esta temporada a la disciplina del Barcelona B, son los miembros de la última hornada que ha sacado el Sevilla. Sin embargo, el escenario no es el mismo del que tuvieron los Reyes, Navas, Ramos, Capel y Puerta.
Sea por falta de calidad, por falta de un ambiente acogedor o por falta de confianza y oportunidades, la cantera del Sevilla no es ni la sombra de lo que fue a principios de milenio, algo que hace que el Sevilla vuelva a la mediocridad y se aleje de esa entidad que parecía tener una varita mágica para convertir jugadores desconocidos, tanto de fuera como de la casa, en auténticas figuras codiciadas por toda Europa.
David Prieto, Kepa Blanco, José Ángel Crespo, Alejandro Alfaro, Juanjo Expósito y Marco Navas son ejemplos de buenos futbolistas que han nacido en el Nervión pero que no han tenido un periplo futbolístico tan exitoso como los cinco canteranos que cambiaron la historia del Sevilla colocándole entre los clubes de referencia del fútbol europeo en su día.