Hasta las instalaciones de Saint George en Inglaterra el Barcelana viajó con 23 auxiliares por 18 jugadores del primer equipo (ahora 17 por la salida por temas personales de Song).
Lejos quedan aquellas pretemporadas en las que un entrenador, su segundo, un médico y dos utileros hacían y deshacían con sus plantillas en lo que entonces aún se conocían como estadías en las montañas, lejos de las grandes ciudades. Con el paso del tiempo las cosas fueron evolucionando hasta tal punto que en las actuales hay más colaboradores del cuerpo técnico que futbolistas con ficha profesional. Esto es lo que sucede con el Barcelona de Luis Enrique. Hasta las instalaciones de Saint George viajaron 18 futbolistas con dorsal del primer equipo (ahora son 17 por la salida por temas personales de Alex Song) y ocho del filial, mientras que con el entrenador, para controlarlo todo se movilizaron 24 miembros, incluidos los del departamento de prensa y el delegado.
Si los trajo hasta aquí es que los necesitará, aunque, por ejemplo, el Valencia, en su concentración de hace unas semanas en Alemania movió, además de los futbolistas, a 20 personas para cubrir la idea de trabajo del portugués Nuno Espirito Santo.
Los roles. Todos cumplen su función. Mientras los jugadores comienzan las sesiones preparatorias, Luis Enrique, situado en el centro del campo y flanqueado por su cuerpo técnico, observa cómo evoluciona la práctica. Así, los futbolistas sólo tienen que estar pendientes de que vuele la bola en los rondos o que puedan cumplimentar los ejercicios con toda comodidad.
Los responsables de prensa, que evidentemente no tienen presencia en el campo de juego, se mueven por las zonas vetadas a los que no son parte de la expedición oficial y tratan con los medios nacionales y extranjeros que decidieron acercarse para ver cómo entrena el Barça. Por su parte, los fisios y encargados del material están cerca de los futbolistas y los más próximos al entrenador van preparando la sesión para cumplir con uno de los objetivos del stage: “Que el futbolista se divierta en una sesión corta, pero intensa y en la que el balón sea siempre protagonista”. Queda claro. El método Luis Enrique va funcionand.
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